
Modelar la excelencia es crucial para aprender a crear pronto los resultados que uno desea. Si la hay una parte que tiene una palabra clave, ésa es «flexibilidad»: elrasgo común de todos los comunicadores eficaces. Ellos aprenden a calibrar al interlocutor y luego no dejan de modificar el propio comportamiento (verbal o no verbal) hasta crear lo que desean. Para comunicar bien, lo primero es tener sentido de la humildad y estar dispuesto a cambiar. Sólo se puede comunicar
mediante una flexibilidad perseverante, pletórica de recursos, atenta.
¿Qué pasaría, por ejemplo, si dispusieras de un instrumento de comunicación que te sirviera para transmitir exactamente lo que opinas acerca de una cuestión, sin comprometer tu integridad en ningún sentido y sin necesidad de
discrepar con tu oponente? ¿No sería ése un instrumento
bien poderoso? Pues aquí lo tienes es el «marco de transigencia», y lo forman tres frases que uno puede utilizar en cualquier comunicación como muestra de respeto hacia la persona con la que se comunica, para mantener la relación con ella, para compartir lo que uno crea cierto y para no rebatir nunca sus opiniones en modo alguno. Donde no hay resistencia, no hay conflicto.
Esas tres frases son:
«Lo aprecio, y...»
«Lo respeto, y...»
«Lo admito, y...»
He aqui un ejemplo «Respeto su opinión en ese punto, y creo que si escuchara mi manera de verlo quizá pensaría de otro modo». Observa que no se trata de dar tu anuencia al contenido de la comunicación del otro. Una opinión acerca de cualquier asunto siempre puede ser apreciada, respetada o admitida. Uno puede apreciar esa opinión dado que, si se pusiera en esa «fisiología» y tuviera esas percepciones,opinaría del mismo modo.
Hay un método para resolver problemas que estriba en
redefinirlos: encontrar el camino del acuerdo y no el de la
discordia. Otro consiste en romper los patrones. Muchas veces
nos colocamos en un estado de bloqueo, durante el cual
nos dedicamos a hurgar en la basura mental.Lo mismo se necesita para salir de
un estado de bloqueo: interrumpir de algún modo el patrón,
el viejo estribillo fatigante, y empezar de nuevo.
He descubierto que la confusión es un gran medio para
romper patrones o modelos de conducta. Las personas recaen
en las conductas estereotipadas porque no saben comportarse
de otra manera. Andan por ahí melancólicas ydeprimidas
porque creen que con eso suscitarán el interés y la
preocupación de otros. Quieren que les pregunten qué les
pasa; es su modo de llamar la atención y así usan sus recursos
lo mejor que saben para tratar de cambiar su estado.Ahora bien, es evidente que todos necesitamos, a veces, un amigo, alguien con quien hablar. Hay situaciones de tristeza y dolor verdaderos que exigen un oído sensible y comprensivo.
Aquí me refiero a comportamientos estereotipados y estados de bloqueo, que son secuencias reiterativas de comportamiento, «alimentadas» por nosotros mismos y
destructivas.Cuanto más se refuerzan, más daño se hace uno mismo. Entonces el verdadero objetivo es mostrar a los afectados cómo cambiar esos patrones y la posibilidad de cambiar su comportamiento.Si por el contrario se considera dueño de la situación y cree que puede cambiar sus patrones, entonces puede.
Nuestra cultura nos dice lo contrario. Afirma que no controlamos nuestro comportamiento,ni nuestros estados, ni nuestras emociones. A veces solo es necesaria una sencilla pregunta para romper estos patrones: ¿Qué le parecería la posibilidad de...?».
Richard Bandler y John Grinder se ganaron el mote de «interruptores de patrones»
Para resolverlo hay que mostrarse flexible, cambiar, adaptarse, experimentar, ensayar otra cosa. Cuanto más flexible sea uno, más opciones creará, más puertas será
capaz de abrir y más éxitos conocerá.
La interrupción de patrones tiene su aplicación en la vida
cotidiana. Todos tenemos experiencia de esas discusiones que
se salen del cauce, en que el tema inicial de la polémica queda
olvidado mientras los interlocutores siguen discutiendo, cada
vez más encendidos, cada vez más empeñados en «ganar», en
imponer su punto de vista. Las discusiones así pueden ser de
lo más destructivo para cualquier relación. Cuando concluyen,
uno piensa: ¿cómo demonios he llegado tan lejos?
Pero mientras dura la discusión uno carece de perspectiva alguna.
Trata de recordar alguna situación reciente en que te
hayas visto, o hayas visto a otros, en un estado de bloqueo.
¿Qué interrupciones habrían servido en ese caso? Tomate
unos instantes para imaginar cinco interrupciones de
patrones, que recordaras para un posible uso futuro, e imagina
en qué clase de situaciones podrían serte útiles.
¿Qué te parecería tener una interrupción de patrones preparada
con antelación, a modo de sistema de alarma, para
cortocircuitar las discusiones antes de que se desmanden? He
descubierto que el humor es uno de los mejores interruptores
de patrones. Nos convence más la transigencia que la conquista.Edifica sobre los
puntos comunes, y no sobre los conflictivos, que es necesario
«ponerse a la altura» y dirigir en vez de querer vencer la resistencia
mediante la violencia.
Nuestros patrones de comportamiento no están grabados en nuestro cerebro con carácter indeleble. Cuando hacemos reiteradamente algo que nos limita,
no es que suframos alguna dolencia mental abstrusa, sino,
simplemente, que estamos repitiendo un patrón mental que
no nos conviene. La solución consiste, sencillamente, en romper
ese patrón, dejar de hacer lo que hacemos e intentar algo nuevo.Nuestros patrones de comportamiento no están grabados en nuestro cerebro con carácter indeleble.
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