CODEPENDENCIA: LA HISTORIA EN EL PUENTE

Había un hombre que había pensado mucho en lo que quería de la vida. Él había experimentado muchos estados de ánimo y juicios. Había experimentado con diferentes formas de vivir, y había tenido su parte de éxito y fracaso. Por fin, comenzó a ver con claridad hacia dónde quería ir.

Con diligencia, de los que han buscado la oportunidad correcta. A veces estuvo cerca, sólo para ser rechazados. Como pasa a menudo se aplica toda la fuerza e imaginación, sólo para encontrar un camino irremediablemente bloqueado. Y entonces, por fin llega. Pero la oportunidad no podía esperar. Sería disponible sólo por un corto tiempo. Si se considera que no se había cometido, la oportunidad no vendriá de nuevo.

Ansioso por llegar, comenzó su viaje. Con cada paso, quería avanzar más rápido, con cada pensamiento como objetivo, su corazón latía muy rápido, con visión muy clara de cada una de las cosas que esperaba, se encontró con un vigor renovado. Una fuerza que lo había abandonado desde muy joven regresó, y los deseos, todo tipo de deseos, despertaban alejandolo de ciertas posiciones durante un largo reposo.
Caminando a lo largo, se encontró con un puente que cruzaba por el centro de la ciudad. Se había construido encima de un río con el fin de protegerla de las inundaciones de primavera.


Comenzó atravézarlo. Entonces se dio cuenta de que alguien se acercaba en dirección contraria. A medida que se acercaba, parecía como si el otro se acercaba a saludarlo. Podía verlo claramente, sin embargo, no sabía nada sobre el otro, estaba vestido de manera similar, excepto por algo atado alrededor de su cintura.
Cuando estaba al alcance de voz, pudo ver que lo que el otro tenie alrededor de su cintura era una cuerda. Estaba envuelta alrededor de él muchas veces y probablemente, si se extendía, alcanzaría una longitud de uns 10 metros.


El otro comenzó a desenroscar la cuerda, y, al mismo tiempo que se acercaba, el desconocido dijo: "Perdone, ¿sería tan amable como para sostenerme un extremo por un momento?"
Sorprendido por esta petición tan educadamente con su enunciado, pero curiosa, aceptó sin pensarlo, se acercó y la tomó.
"Gracias", dijo el otro, luego agregó, "Use sus dos manos ahora, y recuerde, agárrese fuerte." Entonces, el otro se tiró del puente.
Rápidamente, el cuerpo en caída libre se precipitó a la distancia con toda la longitud de la cuerda, y desde el puente el hombre repentinamente sintió el tirón. Instintivamente, se agarró con fuerza y ​​fue arrastrado casi por la borda. Él consiguió mantenerse contra el borde, sin embargo, y después de haber contenido el aliento, miró al otra colgando, cerca del olvido.

"¿Qué quieres hacer?", Gritó.
"Simplemente manténme apretando", dijo el otro.
"Esto es ridículo", pensó el hombre y comenzó a tratar de sacar al otro sin embargo No pudo obtener el apalancamiento. Era como si el peso de la otra persona y la longitud de la cuerda hubiera sido cuidadosamente calculada de antemano para que juntos crearan un contrapeso justo más allá de sus fuerzas para llevarlo de regerso a la seguridad de la parte alta.
"¿Por qué hiciste esto?" El hombre gritó.
"Recuerda", dijo el otro, "si lo dejas ir, voy a perder."
"Pero no puedo levantarte", exclamó el hombre.
"Yo soy tu responsabilidad", dijo el otro hombre.
"Bueno, no me preguntaste por ella", dijo el hombre.
"Si me dejas ir, estoy perdido", repitió el otro.


Comenzó a mirar a su alrededor en busca de ayuda. Pero no había nadie. ¿Cuánto tiempo iba a tener que esperar? ¿Por qué me pasó esto como pudo sucederme ahora, justo cuando estaba a punto del verdadero éxito? Examinó a un lado, buscando un lugar para atar la cuerda. Alguna saliente, tal vez, o tal vez un agujero en las tablas. Pero la barandilla era inusualmente uniforme: no había espacios entre las tablas. No había manera de deshacerse de esta carga recién descubierta, ni siquiera temporalmente.
"¿Qué quieres?", Preguntó al otro que permanecía colgado a continuación. "Sólo tu ayuda," el otro respondió: "¿Cómo puedo ayudarte? No puedo tirar adentro, y no hay ni un lugar para atar la cuerda para que o yo pueda ir a buscar a alguien que te ayude. "
"Ya lo sé. Simplemente resiste, con eso será suficiente. Ata la cuerda alrededor de tu cintura, y te será más fácil ".
Temiendo que sus brazos no podían resistir mucho tiempo más, ató la cuerda alrededor de su cintura.
"¿Por qué hiciste esto? -Preguntó de nuevo. "¿No ves lo que has hecho? ¿Que posibles efectos podría tener en cuenta? "
"Sólo recuerda," dijo el otro "mi vida está en tus manos."

¿Qué debo hacer? "Si te dejo ir, toda mi vida sabré que te tuve que dejar del otro lado. Si me quedo, me arriesgo a perder el impulso por mi propia vida buscado mucho tiempo antes de encontrar una manera de salvarte. De cualquier manera esto me va a perseguir por siempre. "Con cierto humor irónico pensó morir, y quizas en un instante, saltar del puente, mientras que aún permanecía sosteniendolo. "Eso sería enseñarle algo a este tonto." Pero él quería vivir y vivir plenamente. "¿Qué otra opción tengo que hacer, ¿cómo decidir?"
Con el tiempo encima, nadie vino. El momento crítico de la decisión se acercaba. Para mostrar su compromiso con sus propios objetivos, tendría que continuar en su viaje ahora. Ya era demasiado tarde para llegar a tiempo. Pero era una elección terrible la que tenia que tener que hacer.
Una nueva idea se le ocurrió. Si bien no podría sacar de esto al otro únicamente por sus propios esfuerzos, pero el otro podría acortar la cuerda desde su parte enrollandosela alrededor de su cintura una y otra vez, así que podría hacerlo. En realidad, el otro podría haberlo hecho por sí mismo, siempre y cuando, el se mantuviera de pie sobre el puente, quieto y estable.


"Ahora escucha", le gritó hacia abajo. "Creo que sé cómo te salvarás." Y le explicó su plan.
Pero el otro no estaba interesado.
"¿Quieres decir que no me puedas ayudar tú? Pero ya te dije,que yo no puedo tirar unicamente por mi mismo, y yo no creo que pueda aguantar mucho más tiempo tampoco. "
"Tienes que intentarlo", gritó el otro envuelto en lágrimas. "Si no me muero."
El punto de la decisión llegó. ¿Qué haría?
"Mi vida o la de este otro?" Y entonces una nueva idea se le ocurrío. Una revelación. Totalmente nueva, de hecho, parecería una herejía, tan ajena era a su manera tradicional de pensar.
"Quiero que escuches con atención," dijo, "por lo que voy a decirte. No voy a aceptar ninguna posición sobre tu elección para con tu vida, sólo por la mia propia; la posición de tu propia vida, te la devuelvo nuevamente a tí ".


"¿Qué quieres decir?" Preguntó el otro, con miedo.
"Quiero decir, simplemente, te toca a tí. Tú decides de qué manera termina esto. Voy a ser el contrapeso. Tu vas a hacerlo tirando y traerlo a ti mismo. Yo incluso tiraré un poco desde aquí. "Así Él comenzó a desenrollar la cuerda alrededor de su cintura y se preparó de nuevo contra la pared.
"No puedo entender lo que dices," gritó el otro. "Tú no serías tan egoísta. Yo soy tu responsabilidad. ¿Que sería tan importante para tí como dejar que alguien muera? No me hagas esto. "
Esperó un momento. No hubo cambios en la tensión de la cuerda.
"Acepto tu elección", dijo, por fin, y liberó sus manos.


Dedicado a dos personas extraordinarias: Irina y mi amiga Viry