
Los diez obstaculos:
Segun el budismo hay 10 obstaculos que nos apartan de la iluminación, cuando rompemos los tres primeros se consigue entrar en la corriente, esos diez obstaculos son:
1) Percepcion o creencia de que hay un ego,
2) Duda o indeciscíón
3) Dependencia de reglas morales o de observaciones religiosas como un fin en si mismas
4) Deseo sensual, en el sentido de anhelo de experiencias mediante los cinco sentidos fisicos
5) Mala voluntad, odio o aversión
6) Deseo de existir de la forma arquetipica
7) Deseo de existir en el plano de la no forma
8) Arrogancia en el sentido de creernos superiores , inferiores o igual a otros, es decir estableciendo comparaciones entre uno mismo y los demás.
9) Inquietud e inestabilidad
10) Ignorancia, en lo espiritual, es decir falta de una verdadera conciencia.
Todo el que rompe los tres primeros obstaculos se convierte en un entrante de la corriente, se dice que el cuarto y el quinto que son el deseo sensual y la malevolencia son particularmente difíciles, si se consigue debilitarlos se convierte en alguien que "volvera una sola vez", es decir tenemos ante nosotros un renacimiento como seres humanos segun la tradición y para la siguiente ocasión se alcanzara la iluminación, el que efectivamente logra romper el cuarto y quinto obstaculo se convierte y se torna en alguien que no vuelve o sin retorno. Segun la tradicion el que no retorna va a renacer en la tierras puras desde donde alcanzará la iluminación de una manera directa sin necesidad de un nuevo nacimiento en forma humana, a estos primeros se les conoce comos los cinco obstaculos bajos. El sexto y septimo obstaculo se refiere al plano de la forma arquetipica y el plano sin forma, cuando uno logra vencer los cinco obstaculos altos alcanza la libertad total, ya no hay renacimientos, a esa persona en la terminologia tradicional se le conoce como arahat que significa un digno o "santo".
Cuando queremos lograr un ejercicio espiritual pleno y efectivo debemos participar de tres componentes, aunque nada mas sea de un modo implicito, asi que unimos nuestras manos y nos inclinamos en reverencia, con humildad, para saludar a ese ideal, al cual no solo contemplamos , sino que reconocemos lo lejos que estamos de alcanzarlo. Ese ideal es como las cumbres del himalaya que relumbran a lo lejos, nosostros apenas hemos dado unos pasos para tomar el sendero, pero aun queda mucho por recorrerse.
Mientras vivamos en esa disyuntiva de preguntarnos que hacer con nuestras vidas (quizas ponderando cuanto dedicar a lo mundano y cuanto a lo espiritual) nos encontraremos inseguros indecisios y por lo mismo nos sentiremos faltos de confianza, pero tan pronto como tomemos la decision y nos comprometamos es como si las cosas se arreglaran y ya no hubiera necesidad de que preocuparnos.
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