QUIERO RECUPERAR ESA CAPACIDAD INNATA DE LEER LOS CÓDIGOS DE LA NATURALEZA HUMANA, YA QUE ESTA NOS HABLA TODO EL TIEMPO,MUCHAS VECES SIN UN LENGUAJE VERBAL, PERO HEMOS PERDIDO ESA VIEJA GRAMATICA DE LA INTUICIÓN, QUIERO VOLVER A ESE LENGUAJE NATURAL DEL AMOR QUE NOS ACERCA A LAS EXPERIENCIAS AFECTIVAS MENOS CONTAMINADAS, MAS HONESTAS, RESPETUOSAS, DIGNAS Y REALISTAS CON UNA ACTITUD PURAMENTE BUDICA DE CONTEMPLACION, GRATITUD Y DESEO DE COMPARTIR.
CUANDO ESCRIBO.....
ALGUNA VEZ TE HAS SENTIDO TAN BIEN..... QUE INCLUSO PARECE QUE TODO LO QUE HACES Y LAS COSAS TE ESTAN SALIENDO DE MARAVILLA, EN UNA SITUACION ASI , TODAS LAS ACTIVIDADES QUE EMPRENDEMOS NOS PARECEN TAN FACILES....SE SIENTE UNO INCREIBLEMENTE CREATIVO Y COMO QUE LA SUERTE ES NUESTRA ALIADA....ADEMAS NOS EMBARGA UNA GRAN FELICIDAD, BUENO, ES AHI, SI PRECISAMENTE EN ESOS "MOMENTOS MAGICOS", QUE YO APROVECHO PARA ELABORAR CADA UNA DE LAS ENTRADAS DE MI BLOG O BITACORA Y LAS QUIERO COMPARTIR CONTIGO....CUANDO NO ME SIENTO SINCERAMENTE FELIZ SIMPLEMENTE NO ESCRIBO........
viernes, 10 de septiembre de 2010
AMOR SALUDABLE, AMOR SANO....
Para muchos, el amor es una carga,un dulce e inevitable dolor o una cruz que deben llevar a cuestas porque no saben, no pueden o no quieren amar de una manera más saludable e inteligente.los que se agotan y van secándose como una árbol en la mitad del desierto, porque el amor les pide demasiado. ¿Para qué un amor así? Esa es la verdad: no todo el mundo se fortalece y desarrolla su potencial humano con el amor; muchos se debilitan y dejan de ser ellos mismos en el afán de querer mantener una relación tan irracional como angustiante.Hay que vivir el amor y no morir por su culpa. Amar no es un acto masoquista donde te pierdes a ti mismo bajo el yugo de alguna obligación impuesta desde fuera o desde dentro.Las relaciones afectivas que valen la pena y alegran nuestra existencia transitan un punto medio entre la esquizofrenia (el amor es todo “locura”) y la sanación esotérica (el amor todo “lo cura”).
Hay siempre aspirar a un amor terrestre, que vuela bajito, pero vuela.
Coincidir con una persona, mental y emocionalmente, es una suerte,
una sintonía asombrosa y casi siempre inexplicable.Amar es alegrarse, pero también es sorprenderse y quedar atónito ante un clic que se produce con alguien que no estaba en tus planes. Amar es vivir más y mejor, si el amor no
es enfermizo ni retorcido. En el amor sano, no cabe la
resignación ni el martirio, y si tienes que anularte o destruirte
para que tu pareja sea feliz, estás con la persona
equivocada. Cuando confundimos el enamoramiento con el amor, justificamos el sufrimiento afectivo o su conmoción/arrebato/ agitación y terminamos enredados en relaciones negativas que nos amargan la vida, porque erróneamente pensamos que, “así es el amor”. A veces parejas hay parejas tan incompatibles que nos preguntamos cómo diablos llegaron a estar juntos. ¿Es que acaso estaban ciegos? Y
la respuesta es que, en cierto sentido, sí lo estaban. No
una ceguera física, sino emocional: el sentimiento decidió
por ellos y los arrastró como un río salido de cauce.
El amor tiene una inercia que te puede llevar a cualquier
sitio, si no intervienes y ejerces tu influencia.
Morir de amor, asimismo, es morir de desamor: el
rechazo, el insoportable juego de la incertidumbre y de
no saber si te quieren de verdad, la espera, el imposible o
el “no” que llega como un baldado de agua fría. Es humillarse,
rogar, suplicar, insistir y persistir más allá de toda
lógica, esperar milagros, reencarnaciones, pases mágicos
y cualquier cosa que restituya a la persona amada o la
intensidad de un sentimiento que languidece o que ya se
nos fue de las manos.
Infinidad de personas en el mundo han quedado
atrapadas en nichos emocionales a la espera de que su
suerte cambie, sin ver que son ellas mismas quienes deben
hacer su revolución afectiva. Cada quien reinventa
el amor a su tamaño y de acuerdo con sus necesidades y
creencias básicas, cada quien lo construye o lo destruye,
lo disfruta o lo padece. Morir de amor no es un designio
inevitable, una determinación biológica, social o cósmica:
puedes establecer tus reglas y negarte a sufrir inútilmente.
Esa es la consigna.
¿Qué hacer entonces? ¿Es posible amar sin equivocarnos
tanto y que el sufrimiento sea la excepción y no
la regla? ¿Cómo amar sin morir en el intento y aun así
disfrutarlo y sentir su irrevocable pasión?
PRINCIPIOS BASICOS DE SUPERVIVENCIA AFECTIVA:
1. Estás con alguien que no te quiere, te lo dice sin tapujos y no ve la hora de irse o de que te vayas.Pero tú sigues allí, esperando el milagro que
no llega y soportando un rechazo que no te da
respiro. Independiente de la causa, reflexión: Si ya no
te quieren, aprende a perder y retírate dignamente.
2. Tienes otra persona, la deseas y la amas. Sin
darte cuenta, poco a poco, has construido una
vida paralela que va mucho más allá que la aventura.
Te preguntas todo el día qué hacer, aunque
en realidad sí lo sabes, pero no sabes cómo:
te falta coraje. Tu sueño es reemplazar mágicamente
a tu pareja por tu amante y que todo
siga igual, como si nada hubiera pasado. Estás
en un gran dilema que no te deja vivir en paz.
3. Vives en un martirio perpetuo: por querer resolver
los problemas de tu pareja, te has olvidado
de tu persona. Pero no solo la ayudas e intentas
sacarla adelante a cualquier costo, sino que utilizas
una manera de sacrificarte absolutamente
irracional: te opacas a propósito, para que ella,
por contraste, brille más. Compensas negativamente
y ocultas tus virtudes para que los déficits
de tu pareja se disimulen o no se noten tanto.
Practicas una curiosa forma de suicido afectivo.
reflexión: Evita el sacrificio irracional: no te anules
para que tu pareja sea feliz.
4. Te encuentras en una relación desesperante porque
tu “pareja” es ambigua y “duda” hasta dónde
quiere llegar contigo, ya que no está segura de
sus sentimientos. Es el síndrome del “ni contigo,
ni sin ti”, del cual eres una víctima y no tienes
la menor idea de cómo manejarlo. Tú pareja
fluctúa entre el amor y el desamor, y tú saltas
al compás de ella. reflexión: ¿Ni contigo ni sin ti?
¡Corre lo más lejos posible!
5. Sientes (y sabes) que el poder emocional o afectivo
en la relación lo tiene tu pareja, es decir:
que ella puede prescindir de ti más fácilmente
de lo que tú podrías prescindir de ella. Y en este
forcejeo de fuerzas y debilidades, de apegos y
desapegos, siempre estás por debajo; lo que te
lleva a decir “sí”, cuando quieres decir “no” o a
acceder a cuestiones que no van contigo. ¿Todo
esto por amor o por miedo a perder a la persona
amada? reflexión: El poder afectivo lo tiene quien
necesita menos al otro.
6. Tienes un amor enquistado, reciente o antiguo,
que no puedes olvidar y no te deja establecer
nueva relaciones. Para quitarlo de tu mente y
de tu corazón, pensaste que “un clavo saca otro”
y has salido a buscar a alguien más “grande” y
poderoso para que elimine al ex o a la ex de una
vez. Desafortunadamente, no te ha dado resultado
y el viejo amor sigue flotando en tu memoria
emocional con la misma fuerza de siempre.
reflexión: No siempre un clavo saca a otro: a veces,
los dos quedan adentro.
7. Tu relación actual es tan fría como distante. Tu
pareja no expresa el amor como quisieras y necesitas.
Sientes que te hace a un lado y que la indiferencia
es la regla básica en la que se mueve el vínculo. La displicencia y los rechazos te duelen profundamente y afectan tu autoestima, pero
no eres capaz de tomar decisiones.reflexión: Si
el amor no se ve ni se siente, no existe o no te sirve
8.Has puesto a tu media naranja por las nubes.
Piensas que estás con una persona supremamente
especial, que apenas la mereces y solo
ves maravillas en ella. Idealizaste a tu pareja y
te has apegado a esa imagen ilusoria que te impide
ver su lado normal y humano. El problema
es que en algún momento tendrás que aterrizar
y es posible que no te guste lo que veas sin autoengaños
ni disfraces. Quizás estés enamorada
o enamorado de un espejismo creado por ti. La reflexión:
No idealices al ser amado; míralo como es,
crudamente y sin anestesia.
9. Estás con alguien muy mayor o muy menor para
tu edad, y eso, aunque intentes disimularlo, te
genera cierta ansiedad o preocupación. Sabes
que con el tiempo la diferencia de edad se hace
más marcada y no quieres convertirte en una
persona celosa, harta o insegura. Aún así, prefieres
no pensar en ello seriamente, porque temes
malograr la dicha de vivir un amor como el que ahora sientes. De todas maneras, consciente o inconscientemente, te preguntas: ¿Cuántos
años me quedan de felicidad? La reflexión: El
amor no tiene edad, pero los enamorados sí.
10. Te separaste y andas a los tumbos. Has perdido
tus puntos de referencia habituales, te sientes
sola o solo y estás hasta la coronilla del amor.
Además, juras que no volverás a tener a nadie
y que los hombres o las mujeres son todos
unos idiotas. En fin: tienes dificultades para
aceptar una separación que todavía te duele y
no eres capaz de empezar de nuevo. La reflexión:
Algunas separaciones son instructivas; te enseñan
lo que no quieres saber del amor.
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