Infinidad de personas en el mundo han quedado atrapadas en nichos emocionales a la espera de que su suerte cambie, sin ver que son ellas mismas quienes deben hacer su revolución afectiva. Cada quien reinventa el amor a su amaño y de acuerdo a sus necesidades y creencias básicas, cada quien lo construye o lo destruye, lo disfruta o lo padece. Morir de amor no es un designio inevitable, una determinación biológica, social o cósmica: uno puede establecer sus reglas y negarse a sufrir inútilmente. Esa es la consigna.
¿Qué hacer entonces? ¿Es posible amar sin equivocarnos tanto y que el sufrimiento sea la excepción y no la regla? ¿Cómo amar sin morir en el intento y aun así disfrutarlo y sentir su irrevocable pasión?
El amor en un motivo de agonía y angustia y a veces contraponemos a ello una serie de principios básicos de supervivencia afectiva, que nos proporcionan herramientas para no morir de amor y cambiar nuestra concepción del amor tradicional por una más renovada y saludable. Estos principios obran como esquemas de inmunidad o factores de protección.
¿Es posible amar sin equivocarnos tanto y que el sufrimiento sea la excepción y no la regla? ¿Cómo amar sin morir en el intento y aun así disfrutarlo y sentir su irrevocable pasión?
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