Que los efectos y recovecos de la culpa son casi interminables, esa voz introyectada del mas severo de nuestros padres o del mas temido de nuestros maestros parece estar allí cada vez que nos apartamos del modelo, para murmurarnos al oido sus acusaciones. Seria suficiente con vernos a nosotros mismos para notar la manera, en que, directa o indirectamente, nos enjuiciamos. Actuamos como si no quisieramos desprendernos de esas limitaciones heredadas. Como si nos sintieramos mas tranquilos cargando, con esas tablas de los mandamientos, del bien y el mal que nos parecen mas solidas que nuestra percepcion de la realidad. Quiza ingenuamente hemos decidido confiar en nuestros educadores y pensamos que todo será mejor si obedecemos los mandatos, si todos hacemos solo lo debido si nos guiamos por una especie de codigo de conducta mas que por el de nuestro cuerpo o nuestro corazón....
Y sin embargo, el sentimiento de culpa no parece ser una buena ayuda a a hora de buscar lo mejor para cada uno de nosotros. Es bien sabido que el adicto no sale de su condición por mucho que ese juez interno y todos los jueces del mundo lo culpen, lo sobajen, y le digan que está muy mal hacer "eso" despiadadamente.
La propia experiencia nos instruye que solo se puede aspirar a dejar una adicción cuando reconocemos y aceptamos a-mo-ro-sa-men-te tal estado en vez de sentirnos despreciables.
Es muy frecuente el sentirnos culpables frente a alguién, pero es definitivamente inprescindible que para que este sentimiento germine, si la soberana doña culpa, que alguna parte de nosotros esté de acuerdo con la supuesta o porque explica el motivo de la necesidad de ayuda para darnos cuenta como los principales generadores de este sentiento tan propio.
Una de las bases del sufrimiento humano es el enjuiciamiento (hermano directo de la culpa), y en especial el propio. De su mano le acompaña un gusto amargo que impregna nuestras relaciones y cuando es intenso comienza a abarcar toda nuestra vida.
Detras de casi todo culposo se esconde un exigente, que se ha hecho objeto de sus propias exigencias.
Hay que soltar el exceso de equipaje reordenando el "lo que debo, lo que quiero y lo que puedo" ya que es practicamente imposible tenerlo todo asi que hay que decirnos ¿que prefiero?
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