CUANDO ESCRIBO.....

ALGUNA VEZ TE HAS SENTIDO TAN BIEN..... QUE INCLUSO PARECE QUE TODO LO QUE HACES Y LAS COSAS TE ESTAN SALIENDO DE MARAVILLA, EN UNA SITUACION ASI , TODAS LAS ACTIVIDADES QUE EMPRENDEMOS NOS PARECEN TAN FACILES....SE SIENTE UNO INCREIBLEMENTE CREATIVO Y COMO QUE LA SUERTE ES NUESTRA ALIADA....ADEMAS NOS EMBARGA UNA GRAN FELICIDAD, BUENO, ES AHI, SI PRECISAMENTE EN ESOS "MOMENTOS MAGICOS", QUE YO APROVECHO PARA ELABORAR CADA UNA DE LAS ENTRADAS DE MI BLOG O BITACORA Y LAS QUIERO COMPARTIR CONTIGO....CUANDO NO ME SIENTO SINCERAMENTE FELIZ SIMPLEMENTE NO ESCRIBO........

domingo, 31 de octubre de 2010

¿por qué se producen resultados desastrosos a veces si y a veces no?






















Uno siempre es la misma persona, y debería poder disponer siempre de todos sus recursos. Así pues, ¿por qué se producen resultados desastrosos
unas veces, y fabulosos otras? La diferencia radica en el estado neurofisiológico en que uno se halla. Hay estados que potencian (como la confianza,
el amor, la seguridad interior, la alegría, el éxtasis, la fe), que
liberan fuentes inagotables de poder personal.
Y hay estados
que paralizan
(como la confusión, la depresión, el miedo, la
anngustia, la tristeza, la frustración), y que nos dejan impotentes.


Comprender nuestro estado es la clave para comprender el
cambio para alcanzar la excelencia. Nuestra conducta es
el resultado del estado en que nos encontramos. Siempre procuramos
hacer lo mejor con los recursos de que disponemos,
pero a veces somos nosotros mismos los que nos hallamos carentes
de recursos.La clave, por consiguiente, está en hacernos dueños de nuestro
estado y, por tanto, de nuestro comportamiento.La clave del poder es la acción.



Un estado puede definirse como la suma de los millones
de procesos neurológicos que se producen en nuestro interior
o, en otras palabras, la suma total de nuestra experiencia
en cualquier momento dado.

La diferencia entre los que fracasan en sus objetivos vitales y los
que triunfan, es la que hay entre los que no saben ponerse en
un estado afirmativo y los que habitualmente consiguen un
estado que contribuye a sus logros.



De manera que la llave del amor, de la alegría, de ese poder que el hombre siempre ha
buscado —la posibilidad de ser el dueño de su propia vida—,
estriba en saber cómo dirigir sus estados y cómo usarlos.La primera clave para dirigir su estado y producir los resultados
que desea es aprender a dirigir eficazmente su cerebro.

¿Quién crea el estado en que nos hallamos?
En el mismo podemos distinguir dos componentes
principales: el primero, nuestras representaciones internas; el
segundo, nuestras condiciones fisiológicas y el empleo que
hagamos de ellas. El cómo y el porqué se representa uno las
cosas, además del cómo y el qué se dice uno a sí mismo ante
una situación dada, crean el estado en que se encuentra y, por
tanto, los tipos de comportamiento que produce.

¿Por qué razón unos individuos se representan las cosas desde un estado de preocupación, mientras otros se plantean representaciones internas
que les sumergen en la desconfianza o en el enfado?



En cuanto a nuestra manera de percibir y representarnos
el mundo hay otro factor todavía más importante y poderoso,
que son las condiciones de nuestra fisiología y los hábitos
de uso de ella. Aspectos como la tensión muscular, lo que comemos,
cómo respiramos, nuestras posturas, la eficacia general
de nuestro funcionamiento bioquímico, influyen grandemente
sobre nuestro estado. Las representaciones internas
y la fisiología se unen en un bucle de control cibernético;
todo lo que afecte a lo uno afectará infaliblemente a lo otro.De donde se deduce que, para controlar y dirigir nuestra conducta, debemos controlar y dirigir
nuestros estados, y que para conseguir eso hemos de controlar
y dirigir conscientemente nuestras representaciones internas y nuestra fisiología.


Las decisiones que afectan a nuestro
comportamiento procede primariamente de sólo tres de
estos sentidos: el visual, el auditivo y el cenestésico.

En la PNL se utiliza un concepto importante: «El mapa
no es el territorio».
En relación con las
personas, esto significa que sus representaciones internas no
son la reproducción exacta de un acontecimiento, sino una
interpretación filtrada a través de creencias individuales, actitudes,
valores y una cosa que se llama «metaprogramas».No sabemos lo que son las cosas en realidad,sino sólo cómo nos las representamos a nosotros mismos,¿por qué no representárnoslas de manera que aumenten las
posibilidades nuestras y de otros, en vez de crear limitaciones?


La clave para conseguirlo con éxito es la gestión de la
memoria: la formación de representaciones que habitualmente
crean los estados de mayor potenciación para el individuo.
Los triunfadores son quienes más habitualmente acceden
a sus estados más fecundos y descollantes.


Podemos representarnos las cosas de tal manera
que caigamos en un estado positivo, y también podemos
hacer lo contrario. Deténte un momento a recordar algún
momento de tu vida en que estabas cargado de energía y
dueño de tus facultades.


Tu comportamiento es el resultado del estado en que te hallas, ya que en
un momento, y mediante un pequeño número de modificaciones
en la manera de representarte la experiencia a tí
mismos, te confiere tal seguridad que decides a actuar eficazmente.
La clave para obtener los resultados que
uno desea consiste en representarse las cosas de manera
que uno se sitúe en un estado de plenitud tal que, plenamente sea
dueño de sus recursos, pueda asumir acciones de la especie y
calidad que se necesitan para alcanzar aquellos resultados.
Si nos representamos a nosotros mismos que las cosas no van a salir
bien, no salen bien. Si nos formamos la representación de que
irán a pedir de boca, entonces creamos los recursos internos
que necesitamos para producir el estado que, a su vez, nos
capacita para obtener resultados positivos,por bueno que sea
nuestro estado a veces no conseguimos lo que deseábamos.
Pero con crear el estado apropiado «maximizamos» las posibilidades,
nos aseguramos la mayor eficacia posible en el empleo
de nuestros recursos.


Todos tenemos una manera de ver el mundo, modelos
que configuran nuestras percepciones de lo que nos rodea.

Para poder modelar inspirándonos en otras personas necesitamos
descubrir las creencias específicas que les permiten
representarse el mundo de una manera que les capacita para
actuar con eficacia. Es preciso averiguar con exactitud cómo
se representan a sí mismas su experiencia del mundo. ¿Cómo
opera visualmente su mente? ¿Qué cosas suelen decir?
¿Qué sienten? Una vez más, si suscitamos en nuestros organismos
mensajes exactamente idénticos, podremos producir
resultados similares. En eso consiste el «modelado».

La vida es como un río cuyo fluir no se detiene; puede uno verse a merced
de la corriente si no emprende acciones deliberadas y
conscientes para nadar en la dirección que juzgue más apropiada
a sus intereses; es importante que permanezcamos atentos, día
tras día, como guardianes ante las puertas de nuestro cerebro,
para saber cómo nos representamos habitualmente las cosas
a nosotros mismos. Cultivemos diariamente nuestro jardín.


Así pues, en la vida resulta crítico enfocar lo que deseamos en contraposición a lo que no deseamos. Ya que el antepasado de todo acto es un pensamiento.Si uno enfoca continuamente todas las cosas malas de la
vida, todo lo que no desea y todas las dificultades que podrían
presentársele, se pone a sí mismo en un estado que fomenta
esa clase de comportamientos y resultados. Si admite una generalización de esa especie acerca de sí mismo, habrá creado una creencia que gobernará y dirigirá
sus actos en el futuro.
Recuerda que tu conducta resulta de tu
estado, y que éste resulta de tus representaciones internas y
de tu fisiología, cosas ambas que puede uno cambiar en cuestión
de instantes. Siempre podemos elegir el modo de representarnos las cosas.

Si asumimos el control de nuestras comunicaciones con
nosotros mismos y suscitamos señales visuales, auditivas
y cenestésicas de lo que deseamos, se producirán habitualmente
resultados de signo positivo, incluso en situaciones en
que las probabilidades de éxito parecían escasas o nulas.
esta es la Fórmula del Éxito Definitivo.Alguién que tuvo presente su
meta, emprendió la acción, fue viendo lo que le acercaba al
resultado... y, si no, ensayó algo diferente, hasta conseguirlo.No hay poder
como el del estado de plenitud de recursos.

El comportamiento humano es el resultado del estado en que uno se encuentra. Si ha logrado alguna vez un acierrto, podrá reproducirlo siempre mediante el procedímiento de asumir las mismas acciones mentales y físicas que entonces. No hay que tener temor al éxito y a sus consecuencias,el tipo de comportamiento que las personas producen es consecuencia del estado en que se hallan; lo que hagan
concretamente partiendo de dicho estado depende de sus modelos
del mundo, lo que distingue a la gente es la eficacia
con que invocan sus recursos;cambiar directamente sus representaciones
internas y su fisiología, sin recurrir a apoyaturas externas
que muchas veces añaden más problemas a largo plazo.

Al hacer algo que creía imposible, uno desarrolla
un nuevo modelo acerca de lo que uno puede hacer
para llegar a sentirse bien.

Las personas que han alcanzado la excelencia son maestras
en beber de las fuentes más generosas de su propio cerebro.
El estado de uno contiene un poder impresionante, y que uno puede controlarlo. No es forzoso vivir entregado al azar de los acontecimientos.

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