CUANDO ESCRIBO.....

ALGUNA VEZ TE HAS SENTIDO TAN BIEN..... QUE INCLUSO PARECE QUE TODO LO QUE HACES Y LAS COSAS TE ESTAN SALIENDO DE MARAVILLA, EN UNA SITUACION ASI , TODAS LAS ACTIVIDADES QUE EMPRENDEMOS NOS PARECEN TAN FACILES....SE SIENTE UNO INCREIBLEMENTE CREATIVO Y COMO QUE LA SUERTE ES NUESTRA ALIADA....ADEMAS NOS EMBARGA UNA GRAN FELICIDAD, BUENO, ES AHI, SI PRECISAMENTE EN ESOS "MOMENTOS MAGICOS", QUE YO APROVECHO PARA ELABORAR CADA UNA DE LAS ENTRADAS DE MI BLOG O BITACORA Y LAS QUIERO COMPARTIR CONTIGO....CUANDO NO ME SIENTO SINCERAMENTE FELIZ SIMPLEMENTE NO ESCRIBO........

martes, 13 de julio de 2010

EL PROGRESO ILIMITADO....


La gran promesa de un Progreso Ilimitado (la promesa de dominar la naturaleza,de abundancia material, de la mayor felicidad Para el mayor número de personas,y de
libertad personal sin amenazas) ha sostenido la esperanza y la fe de la gente desde
el inicio de la época industrial. Desde luego, nuestra civilización empezó cuando la
especie humana comenzó a dominar la naturaleza en forma activa; pero ese dominio
fue limitado hasta el advenimiento de la época industrial. El progreso industrial, que sustituyó la energía animal y la humana por la energía mecánica y después por la
nuclear, y que sustituye la mente humana por la computadora, nos hizo creer que
nos encontrábamos a punto de lograr una producción ilimitada y, por consiguiente,
un consumo ilimitado; que la técnica nos haría Omnipotentes; que la ciencia nos
volvería omniscientes. Estábamos en camino de volvernos dioses, seres supremos
que podríamos crear un segundo mundo, usando el mundo natural tan sólo como
bloques de construcción para nuestra nueva creación.




Lo grandioso de la Gran Promesa, los maravillosos logros materiales e intelectuales
de la época industrial deben concebirse claramente para poder comprender el trauma
que produce hoy día considerar su fracaso. La época industrial no ha podido cumplir
su Gran Promesa, y cada vez más personas se dan cuenta de lo siguiente:



o La satisfacción ilimitada de los deseos no produce bienestar, no es el camino de la
felicidad ni aun del placer máximo.


o El sueño de ser los amos independientes de nuestras vidas terminó cuando
empezamos a comprender que todos éramos engranes de una máquina burocrática,
y que nuestros pensamientos, sentimientos y gustos los manipulaban el gobierno, los
industriales y los medios de comunicación para las masas que ellos controlan.


o El progreso económico ha seguido limitado a las naciones ricas, y el abismo entre
los países ricos y los pobres se agranda.


o El progreso técnico ha creado peligros ecológicos y de guerra nuclear; ambos
pueden terminar con la civilización, y quizás con toda la vida.

¿POR QUÉ FRACASÓ LA GRAN PROMESA?


El fracaso de la Gran Promesa, además de las contradicciones económicas esenciales
del industrialismo, surgió junto con el sistema industrial debido a sus dos principales premisas psicológicas:


1) La meta de la vida es la felicidad; esto es, el máximo de placer, que se define como la satisfacción de todo deseo o necesidad subjetiva que
una persona pueda tener (hedonismo radical)


2) El egotismo, el egoísmo y la avaricia, que el sistema necesita fomentar para funcionar, producen armonía y paz.

Hemos realizado el experimento social más grande para contestar a la pregunta: el
placer (como experiencia pasiva opuesta al amor, el bienestar y la alegría activos)
¿puede ser una respuesta satisfactoria al problema de la existencia humana? Por
primera vez en la historia la satisfacción del impulso del placer no sólo es privilegio de una minoría, sino que es factible para más de la mitad de la población. El experimento ya ha contestado la pregunta en forma negativa.

El egoísmo se relaciona no sólo con mi
conducta, sino con mi carácter. Significa que lo deseo todo para mí; que poseer y no
compartir me da placer; que debo ser avaro, porque mi meta es tener, y que más
soy cuanto más tengo; que debo sentir antagonismo a todos mis semejantes: a mis
dientes a los que deseo engañar, a mis competidores a los que deseo destruir, a mis
obreros a los que deseo explotar. Nunca puedo quedar satisfecho, porque mis
deseos no tienen límite; debo envidiar a los que tienen más, y temer a los que tienen
menos; pero debo reprimir estos sentimientos para presentarme (ante los otros y
ante mí mismo) como el individuo sonriente, sincero, amable que todos simulan ser.

¿Es posible que hayamos perdido el más fuerte de todos los instintos, el de
conservación? Una de las explicaciones más obvias es que los gobernantes hacen
muchas cosas que les permiten fingir que están actuando eficazmente para evitar
una catástrofe: sus interminables conferencias, sus resoluciones y conversaciones
sobre desarme causan la impresión de que los problemas se han identificado y que
están haciendo algo para resolverlos. Sin embargo, no hacen nada realmente
importante; pero gobernantes y Gobernados anestesian sus conciencias y su
voluntad de sobrevivir, aparentando que conocen el camino y que avanzan en la
dirección correcta.

Otra explicación es que el egoísmo que genera el sistema hace que los gobernantes
antepongan su éxito personal a su responsabilidad social. Ya no nos sorprende
cuando los dirigentes políticos y los "ejecutivos" de los negocios toman decisiones
que parecen beneficiarlos, y que al mismo tiempo son nocivas y peligrosas para la
comunidad. Desde luego, si el egoísmo es un pilar de la ética práctica
contemporánea, ¿por qué habrían de actuar de otra manera? No parecen saber que
la avaricia (como la sumisión) vuelve a la gente estúpida aun en lo que atañe a su
verdadero interés, al interés de sus propias vidas y de las vidas de sus esposas y sus hijos. Al mismo tiempo, el público en general está tan egoístamente preocupado por sus asuntos particulares que presta muy poca atención a los problemas que trascienden el terreno personal.

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